En nariz
La impresión inmediata es la suavidad del buqué puro, aireado y brillante. Un tono pastel floral y afrutado se despliega y desaparece rápidamente adentrándose en matices de frutas confitadas, heno maduro y notas tostadas, junto con toques de regaliz.
En boca
La opulencia del vino, contenida y suculenta, redonda en el centro, se revela en boca. La envoltura se desliza y estira, y el vino se vuelve más complejo y provocador, más sedoso que cremoso. El conjunto acaba fundiéndose en una exquisita amargura teñida del sabor del mar.
Cosecha
El clima de 2006 fue irregular y, en su conjunto, caliente y seco. La maduración en bodega de la añada 2006 fue muy lenta. Durante mucho tiempo, el vino estuvo dominado exclusivamente por la madurez de la fruta. Fue en 2015 cuando por fin se dio a conocer la amplitud y armonía de su primera plenitud. Dom Pérignon 2006 es superlativo, luminoso y glorioso. Su generosidad original, amplia y táctil, se ve realzada por una estructura clara que le aporta frescura y precisión.
